lunes, 22 de septiembre de 2014

De bienvenida.

Me alegra saber que estás leyéndome, porque de lo contrario nunca habría abierto este espacio en blogger. Así que voy a empezar presentándome, más o menos. Lo primero que tengo que decir es que, como dice en alguna parte de la columna de gadgets que hay en la derecha, no soy pro-ana, ni pro-mia, ni pro-cat o derivados, y aunque tampoco tenga nada en contra de esos términos, a mi me resultan más bien irrelevantes. Más que nada porque supuestamente son, digamos, parcelas que hay dentro de tu cabeza que te inducen a la bulimia, a la anorexia, a la autolesión, etc. No tiene ningún sentido utilizar esas parcelas como base o justificación del error que cometes, a sabiendas de que es muchísimo más maduro admitir o asumir que tus delirios nacen y crecen de tu sobriedad. Los conceptos Ana, Mía, Cat, Sue, Deb y demás existen sólo con la función de dar un nombre al trastorno que le corresponde, pero la gran mayoría de víctimas que los padecen se limitan a crear una imagen errónea de los mismos creando grupos activistas que apoyan esos trastornos como forma de vida. ¿Por qué? Desde mi opinión, creo que esas víctimas sólo han acabado resignándose a lo que tienen por no poder salir del agujero. Pero, claro, quién sabe. Igual el ser anoréxico termina siendo algún día como el ser vegetariano o vegano.

Bueno, ese tema es algo que me llevaría muchas más líneas de argumentaciones, así que voy a pasar a lo segundo que quería decir. Mi nombre no es Ade, pero lo he escogido por el significado que tiene para mí. Vivo en España y tengo dieciséis. Empecé a autolesionarme con doce años, en el mundo de la anorexia nerviosa con catorce, y en el de la bulimia hará solo un mes. Me pesé por última vez en noviembre y salió 59.9. Os juro quería darme cuerda a la lengua y sacarme los intestinos. Empecé entonces a hacer dietas mensuales de una semana, no porque alguien me impidiera hacer períodos más extensos, sino porque quería conservar una cabeza sana. Hacía de siete a diez días ingiriendo menos de 800 kcal y a veces un par de ejercicios. Las cosas comenzaron a desarrollarse y, junto con la situación familiar en la que vivo, me caí emocionalmente. Comencé a cortarme seguido, pues antes lo hacía cada tanto tiempo, y también a cambiar mi dieta a una más estricta que supongo que ya conoceréis.


No sé cuánto he adelgazado, pero debo seguir igual de gorda, y esto es consecuencia de mi poquísima constancia. Unos días puedo estar a rabiar de energía y querer adelgazar, pero luego tengo esos días en los que me como todo lo que tengo en la nevera. Lo peor es que mi madre nunca me obliga a comer, y si lo hiciera, aprovecharía aún más esos momentos en los que decido yo cuánto y qué comer, o más preferentemente no comer nada.Así he llegado hasta hoy, incapaz de realizar un mes seguido, que sería lo que necesito para llegar a mi ideal estético. Lo que más me preocupa, sin embargo, no es el tiempo que esté o no esté preocupándome por esto, sino la poca prioridad que le doy a algo que me repercute tanto: es algo que no termino de entender. Mido 1'63 y me gustaría llegar a 45kg. En proporción a lo que pesaba en noviembre y, ya que no tengo un peso o balanza, calculo que debo de estar pesando unos 55 - 56 kg. Me encantaría participar en una de esas carreras de kilos, por si conocéis a alguna organizadora y en fin, a ver cómo se daría la cosa. Después de esto ya iré soltando un par de curiosidades que puedan interesaros sobre mí y que no haya mencionado en la entrada como, por ejemplo, mi devoción a la cultura japonesa y todo lo relacionado a ella o mi pasión por los libros o la escritura. Hasta entonces, ¡gracias por leer! n.n


Ade.

No hay comentarios:

Publicar un comentario